¿Has vivido la encarnación sónica?
Quizás nos ha pasado que, al caminar por el bosque templado lluvioso del sur escuchamos nítidamente el trino del chucao. Este sonido activará en nosotros una cadena de sucesos que a veces pasamos por alto. Nos hará recordar su postura erguida y pecho de color naranja; interpretaremos el ánimo del animalito, curioso o territorial; identificaremos si cantó a la derecha o izquierda de donde estemos, y con ello podríamos incluso decidir si continuar o no nuestro camino, de acuerdo a los presagios que anuncie.
Nunca vimos al chucao, pero no necesitamos verlo para percibir su existencia viva, y con nuestros diversos sentidos logramos concebir e incluso observar a este ser gracias al solo hecho de escucharlo cantar. A este fenómeno, algunos autores le llaman encarnación sónica (Ingold 2000:279, Benavides 2017).
El “ver” o “materializar” a un animal en el bosque por el simple hecho de haberlo escuchado, encarnarlo en el sonido, se muestra como una capacidad que viene del desarrollo de la percepción de nuestro entorno, pero ¿estará en todas las comunidades igualmente presente?.
En el espacio urbano o en el paisaje rural altamente intervenido, la falta de naturaleza se puede dar incluso en la escala sonora: ¿Qué diversidad de aves escuchamos? ¿cuáles ruidos se marcan? ¿qué genera en nuestro cuerpo y formas de habitar el exponernos a ciertos ruidos?, ¿cuántos y cuáles sonidos producidos por las personas invaden o habitan el monte?
Lamentablemente, cuando se extingue un ecosistema y su naturalidad, también se extingue su sonido. Si el bosque Valdiviano está amenazado, también se amenaza la existencia del canto del chucao y sus presagios de buenaventura. Se extinguen los nombres dados por la imitación de un sonido natural, como trayenko, sonido del agua al caer, y junto a todo ello se extinguen las formas de habitar humanas que se construyeron junto a estos paisajes sonoros. Las intervenciones humanas a cualquier escala modificarían entonces la identidad sonora de los diversos lugares que componen el paisaje natural.
Paisajes Sonoros de Parque Mawünko
El conjunto de sonidos que componen un bosque, la pampa, las playas y humedales, son finalmente un testimonio del espacio y tiempo habitado, la sonoridad de todos los espacios dan cuenta del estado, mas o menos natural que podemos observar no tan solo visualmente, sino también a través de la escucha.
Si bien el trabajo que presentamos no constituye la totalidad de los fenómenos sonoros que día a día se pueden escuchar en Parque Mawünko, queremos dejar aquí un testimonio de la vida expresada en los sonidos de este lugar, pequeñas muestras que nos inviten a recordar y encarnar sónicamente las experiencias vividas por las y los visitantes. También lo pensamos como una puerta que de alguna forma nos aproxime al presente toda la vida de estos lugares.
Mawünko y el bosque chilote está sonando, porque está viviendo, no sabe de pandemias ni crisis, funciona en su eterno ciclo que al internarnos en él nos abre todos los sentidos. Ponemos entonces a disposición de la comunidad un pequeño portal que pueda generar conciencia con respecto al estado de nuestros bosques a partir de cómo canta y suena toda la vida natural que guarda dentro de sí.